Euforia contenida entre los dirigentes del Partido Popular. La última encuesta interna de esta formación, de septiembre, arroja una ventaja aún mayor que los últimos sondeos conocidos. El PP ya tendría entre 10 y 12 puntos de ventaja sobre el PSOE, frente a la horquilla de ocho a 10 de anteriores muestreos del propio partido. Asimismo, tal y como trasladan en exclusiva a LA GACETA fuentes de la dirección, la tendencia hoy se acerca más a la consolidación de los 12 puntos que a los 10.
Entre los datos que más destacan los populares se encuentra la valoración de su presidente, Mariano Rajoy, quien “mejora un poco”, aunque reconocen que sigue siendo una valoración muy baja. Ahora bien, la opinión sobre el líder de la oposición no remonta ni por asomo entre aquellos consultados que en la pasadas elecciones generales optaron por el PSOE y, sobre todo, el PNV, formaciones desde donde le otorgan “ceros y unos” que bajan la media “considerablemente”.
6,3% del CIS
La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado mes de agosto también apuntó una ventaja del PP de 6,3 puntos sobre el Partido Socialista. Ésta se elaboró tras la autoenmienda política a la totalidad de José Luis Rodríguez Zapatero –ejemplificada en su decretazo–, y después del Debate sobre el Estado de la Nación. La brecha entre populares y socialistas fue aún mayor en el sondeo elaborado por Ipsos para LA GACETA el pasado julio: 9,6 puntos de ventaja del PP.
El análisis de los datos del sociólogo de cabecera de los populares, Pedro Arriola, apunta, cómo no, a una elevada abstención que explicaría gran parte de la victoria virtual. El PP incrementa en intención de voto directa, pero lo que realmente determina esta tendencia es el desplome en el PSOE. Votarían al PP aquéllos que siempre lo han hecho –una base más que considerable y extremadamente fiel– y a ellos se les suma hoy gran parte de quienes votaron PSOE en las últimas elecciones y alguna vez habían apoyado al Partido Popular. Junto a ellos aparece la denominada generación del paro, compuesta por jóvenes de entre 25 y 34 años.
Por comunidades, las mismas fuentes destacan los datos de Castilla-La Mancha, Extremadura, Cataluña, Asturias y Madrid. José María Barreda perdería las elecciones ante la presidenta regional y secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y en Extremadura, por su parte, José Antonio Monago acariciaría la victoria.
"Marcar distancias"
“No es casualidad que tanto Barreda como Fernández Vara sean los que han comenzado la línea de oposición matizada a Zapatero en el PSOE”, inciden desde el Partido Popular. “Ven cómo decae el presidente y, ante las elecciones, les conviene marcar distancias con la tendencia al alza del PP” subrayan.
La candidatura en Asturias de Francisco Álvarez-Cascos les auparía al Gobierno en aquella comunidad (siempre que el actual espectáculo interno que protagoniza la dirección regional no pase a mayores) y en Madrid, pese al empeño del PSOE y del propio Zapatero, Esperanza Aguirre revalidaría una nueva mayoría absoluta (“algo menor por el empuje de las primarias”). También se dejan votos en La Rioja y Valencia, aunque en ambas conservarían la mayoría absoluta. En Andalucía les sigue faltando muy poco para gobernar.
Las próximas elecciones en Cataluña, donde todas las encuestas dan por segura una debacle del tripartito con un histórico batacazo del PSC, el PP sumaría entre 17 y 18 escaños.
En el análisis interno de la anterior encuesta se apuntaba que el PSOE perdía la friolera de tres millones de votos, de los que cerca de millón y medio se instalarían entre la abstención y el voto en blanco, alrededor de 400.000 se marcharían a Izquierda Unida, y un millón recalaría en el PP. Los populares tienen la convicción de que Zapatero no adelantará, bajo ningún concepto, las próximas elecciones generales. “Ha decidido atarse al sillón y esperar a ver si escampa”, apuntan otras fuentes de la dirección. La economía no levanta cabeza en el escenario que dibujan en Génova. “Si acaso el PIB subirá entre un 0,1% o un 0,2% el año que viene”, añaden.
El PP, transmiten, va a seguir realizando una oposición “centrada” en la economía, y Rajoy no piensa salirse del guión salvo gran imprevisto. Una estrategia promovida por Arriola y su máxima de no movilizar a las bases del adversario que sigue contando con no pocos detractores. “Sí, es aburrido, pero es lo más útil y necesario”, reconocen. Consideran que se trata del principal problema del país, y “aunque ya haya pasado el pánico de mayo, Zapatero sigue sin hacer las reformas y no las va a hacer”.
Cuando se les pregunta por los indicios y evidencias ante la más que probable nueva negociación formal y pública con ETA, apuntan a las elecciones municipales y autonómicas. “Ahí está la línea roja, en la presencia de ETA en las elecciones”, añaden. No es que no desconfíen del Gobierno, sino que no quieren decirlo.
Por ejemplo, tampoco son partidarios de ahondar en materias de actualidad como la de los sindicatos y sus liberados. Creen que distrae. “El verdadero culpable de lo que está pasando es Zapatero”, sentencian, aunque reconocen que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, “tiene un problema de sobredimensión y se la apoya, pero no es lo mismo en todas las comunidades”.
Perfil bajo
Perfil bajo. Economía y más economía tras el intento de reconstitución del país a través de los estatutos etc. “Hay que ganar”, insisten. La nueva Ley del Aborto ya ha sido recurrida ante el Tribunal Constitucional, al igual que se hizo con el Estatut, y en el horizonte no se atisba otra gran ruptura del consenso desde el Gobierno más allá de, otra vez, la economía. “No hay que distraerse de lo fundamental, y lo que hay que hacer es trabajar en las elecciones”, repiten los dirigentes populares.
La estrategia de Rajoy les está dando resultado y hoy se cuestiona en mucha menor medida. Siguen exasperando sus tiempos, pero el nivel de crítica interna es prácticamente nulo. Ahora, son plenamente conscientes de que su estrategia incomoda a su caldera natural, dos o tres millones de electores que “al final siempre acabarán votándonos”.
Cómodos, contemplando las contradicciones internas del socialismo patrio tras su autoenmienda a la totalidad, ultiman las candidaturas de las elecciones tratando de minimizar los daños de los agraviados. Mariano Rajoy y los suyos se ven, ya sí, en el Gobierno.
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